lunes, 13 de diciembre de 2010

Ecos

La habitacion se calma, el polvo desiste, la cama se acomoda y los colchones saludan desde el rincon. El protagonista sentado en el piso, observa al ras de una cama matrimonial, el terreno frente a su vista.
La habitacion de dimensiones extrañas, lo envuelve en el silencio de su soledad. Soledad fisica.

-...pequeña jurisdicción de mi paraíso...-esboza, con una sonrisa cómplice de si misma, como si alguien lo escuchara, y dice: -listo... y ahora?-

La habitacion tuerce la expresion y frunce el seño, es una escena rara, no merece tanto silencio.
El protagonista se incorpora y se dispone a dilapidar este domingo el lunes a las 4 de la mañana, uno de los domingos mas largos del 2010. Acomoda las almohadas mientras tacha con gusto y cansancio ese séptimo dia de cada semana.
En la oscuridad no tan oscura, el lo siente. Siente la mirada, no tan fisica.

-Estas ahi no...?- pregunta, sin miedo, y otra vez con una sonrisa picara.
-...
-se que observas, se que me ves, se que delineas las curvas de mi espalda en cuanto me doy vuelta y argumentas una mascara gaggerianamente invisible al querer mirarte nuevamente.

El protagonista parece haber enloquecido.

-Se que estas al tanto de que sigo siendo quien aun queres que siga siendo. Se que rogas por tu perfume en esta dependencia. Se que agradeces mis silencios e internamente te desgarran mis pensamientos.

Se incorpora y toma asiento en la cama.

-Se que asumis la ausencia de capitulos que aun no se han escrito...

La puerta se cierra sola, aparentemente, por la corriente y el viento.

-...Me gustaría que algún día dejes de huir, aun en la ausencia.


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