-¿Que miras? -dice, seriamente curiosa-
-Nada gorda... Un videíto... -contesto, restándole importancia a algo que notoriamente me había puesto los ojos en tonos vidriosos-
-¿Qué te pasa Marian? ¿Te sentís mal?
Esbozo una sonrisa sincera, pero triste... Y contesto:
-No gorda, estoy un poco triste, nada más...
En una demostración inmensa de hermandad, con tan solo 5 años sin estrenar, me saca la ficha al toque, y sin saber expresarlo con los adjetivos correctos, pregunta:
-¿Es por tu novia? -atrevida y con cara de traviesa-
-¡No tengo novia Mili! -sonrío nuevamente con un dejo de tristeza- Tal vez por eso estoy triste...
-¿La extrañas? -preguntó, esta vez, muy incisiva para su infancia y sin importarle mi respuesta anterior-
Pienso un segnudo la respuesta, y me doy cuenta que ni a una nena de 5 años puedo dibujársela:
-Más que a cualquier cosa en este mundo, gorda... -declaró, a la misma altura que la infante, mi nudo en la garganta-
Y hubo un silencio extraño, casi adulto, seguida de una frase casi irónica en esta historia:
-Va a estar todo bien Marian, vos sos el más lindo de todos... –y me regalo eso... Antes de un abrazo y un beso sanador...-
Uf...
-Mariano