miércoles, 20 de octubre de 2010

Historia de un desencuentro...

Mariano vive en el barrio de Floresta, a la vuelta de las avenidas Nazca y Gaona. Trabaja en San Telmo. Todas las mañanas se traslada con el 53 hasta el Subte A y de ahí de un tirón hasta Plaza de Mayo. A su vuelta hace lo mismo, pero en sentido contrario.


Un jueves en un futuro de un tinte cualquiera, de amanecer común, tarde celeste y anochecer tardío (pero no por eso inusual), Mariano vuelve a su hogar sin ánimos de ser sorprendido y salvado por el destino, al menos hasta la llegada de el fin de semana siguiente, como él siempre espera, erróneamente. 
El molinete del Subte en Plaza de Mayo se ve adornado por un cartel azul que anuncia una demora del servicio, pero para no perder el respeto al usuario, entre algunas de las tantas estaciones de la linea se oye una voz de una señora simpática (y grabada) anunciando una disculpa por los inconvenientes ocasionados.
Con una mueca de resignación, Mariano es transportado hasta el barrio de Flores en condiciones dignas de un carnero, un bovino o un ruano salvaje (y apretado). En vagones construidos hace casi 2 siglos atrás, por supuesto.
Al llegar a la estación Carabobo, sale a la superficie casi en la esquina de la calle homónima y la avenida Rivadavia. Gracias a la comodidad de la escalera mecánica, asoma a la superficie, sereno. Y siente una inútil pero repentina necesidad de recorrer varios metros (innecesarios) para ir a la esquina antes mencionada.

Como quien busca un vendedor de algo inexistente, cogotea curioso las cuadras esperando un porqué a su impulso, aparentemente,  de carácter improductivo para su Jueves.

Una señora apresurada le golpea con torpeza e inocencia el hombro. Choque que logra despertarlo a Mariano del trance de una pregunta sin respuesta. La señora siguió su camino sin siquiera notar el incidente ni pedir disculpas. 
Él, no solo que no notó el golpe, sino que no notó nada que se le acercase a una explicación de su predicción inconclusa.

...45 segundos después, Mariano ya estaba rutinariamente esperando el 53 en la misma parada de siempre para ir a su casa.

Lo que Mariano no sabe es que 14 impiadosos minutos antes, su desconocida media naranja paseaba su sonrisa por la esquina de Carabobo y Rivadavia. Ella es hermosa, cualquier ojo masculino y desconocido le agradecía su pasar. Es una mujer construida para él. Y él ha sido diseñado por sus padres para una mujer como ella. No se conocen y no lo saben (o si), pero se harían mutua y genuinamente felices sin importar futuros, pasados, padres, cuñaditas, berrinches, miedos o lejanías de ningún tipo...

...Ella hoy contonea su blonda cintura por la avenida Rivadavia intentando encontrar quien le diga como llegar a la esquina de Nazca y Gaona. Intenta ir a buscar a una amiga que sale del gimnasio y se encuentra entre Gaona y Luis Viale. Busca rellenar una tarde en la que no tuvo que trabajar, con cosas que de otro modo no haría.

...Que inoportunas son las demoras y como es el destino de desencontrado, eh?

De no ser por Metrovías, ella se hubiera enterado de boca de él que la mejor forma de llegar a su destino era a su lado en el mismo colectivo, y de paso descubrir que las almas gemelas puede que existan.
En cambio, abandonando todo dramatismo, ella le preguntó a una señora que colectivo debía tomarse. 

...Señora que golpeó el hombro de nuestro protagonista unas cuadras mas tarde...

Lastima que las almas gemelas no suelen andar coordinadas, y se truncan con demoras...

Tal vez no fue el momento, tal vez no fue el lugar, conformemos al destino con el "-Disculpe las molestias ocasionadas..." que anunciaron los altoparlantes en la estación Lima del Subte A, en boca de una señora tan simpática...



(...) 

...Él, llega a su casa, cansado y se mira al espejo, pálido y enflaquecido... Y súbitamente tiene otro impulso de características inéditas: Ir a anotarse al gimnasio a la vuelta de su casa....

...Como es el destino de demorado y que insistentes son los desencuentros...

¿No?


.:asdetrebol:.

...y se cierra un telón.

8 comentarios:

  1. El público quiere algo nuevo.

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  2. Le tomo el pedido

    Pero un anonimo no puede hablar en nombre de todo un publico (si es que lo existiese, claro).

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  3. Pequeña porción de público11:48 p. m.

    Bueno, una pequeña porción de público pide renovación. (¿Así está mejor?).


    Y esa misma porción, agradece su respuesta.

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  4. Muy buen relato Maro. Una pequeña trampa del universo complotando, trampa perfectamente sincronizada! Pero que hay de la falta de entendimiento entre dos seres, cuando tenes al otro enfrente y las mentes y/o corazones se desencuentran igual?

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  5. En este desencuentro te encontraste con vos mismo.

    ¡Aplausos!

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  6. Anjo de batalha,
    impecable... me concluyo el texto (creo q por ahora mi favorito personal) de la mejor manera.
    y esta muy en lo cierto, en la escritura de dicha historia, no se si me encontre, pero ya me vi doblando en la esquina... tan lejos de mi no debo andar.

    Aplausos para ud.

    Saludos



    -Mariano

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  7. Artemisa,
    no me olvide de ud.
    cuando los encuentros se basan en desencuentros, aunque sean cara a cara, es un llamado de atención.
    Las llamadas almas gemelas, no se si existen, aun dudo si mi texto se basa en realidad o mera ciencia ficción:

    -Si fuera ficción, le diría entonces, que ante tal desencuentro a cara destapada, no es su alma gemela.

    -Si fuera realidad, le diría entonces, que ante tal desencuentro a cara destapada, no es su alma gemela, tampoco.

    ...no, no me equivoque en la redacción:

    abrasé, váyase lejos.

    (...si vuelve, es otra historia.)

    saludos




    -Mariano

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  8. Que casualidad, de hecho este viernes pasado, me fui lejos nuevamente. Para variar, en un taxi.

    Un abrazo!

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